4 de mayo de 2008

La Mitad de todas mis Horas...

Las letras impresas en la eléctrica pantalla son la espuma de la estela al batir tus alas contra la arena y cubres mis pies en la seda fría de tu abrazo para no dejarme ir, para no dejar ir mi corazón y arrancas de mis labios el suspiro para volar en la caída de mis pensamientos.

Las ssserpientes devoran
los ojos del desssierto que vive al
ritmo de tus labios viajeros,
transformados en...
euros.

El hielo tatuado en mi mirada se eleva efímero por debajo de las uñas y cae por la división de mi mano en infinitas curvas como alimento diario del trombone.


Los dibujos treparon por la roca de la pared hasta ascender por sobre
los restos de la superficie de la autopista que lleva la luz del cerebro a las
mentiras del horario escondido en las banquetas de los túneles de la isla de la estrella que duerme en mi cuarto.


El oro antiguo
es el manual de
los esclavos de la luz,
del vidrio, del asfalto, y
del bullicio que corre por
las
venas de todos los mundos.




Las nubes son sus vestidos sus corbatas,
sus accesorios, sus sandalias. Las nubes son su tez. Corren frenéticos hacia el final del profundo azul y no levitan, es que nunca terminan de caer.