4 all mankind...

La brisa fría humedecio nuestras caras y el mar repetía su canción una y otra vez.

Sostenía en mis manos esa cajita de plástico llena de aun más pequeños artificios que en conjunto y gracias a lente y obturador fragmentaban hasta lo binario casi cualquier instante en el impermeable tiempo de "para siempre"(o al menos hasta que hubiera alguien para recordar).

Ella -sobre el capot- dejaba caer sus dedos en las notas de su guitarra acompañando la constante de las olas. Absorta en el distante tiempo de un distante y paralelo mundo de donde probablemente le llegaba inspiración; alzó su cara y con la mirada extraviada en la amalgama de noche y sal dijo: ¿Qué tal si me tomas una foto?

Me puse de pie, di vuelta y mientras ajustaba el momento a capturar por el obturador un violento resplandor engulló uno o dos millares de vidas en su característica nube de fuego y polvo en forma de hongo. Pero mis ojos fueron llevados del cielo a la tierra una vez más en la estela de otro proyectil que en instantes emulaba al primero.

¿Ahora? Si –ella contestó –Mientras intentaba hacer lo que fuese que hacía con mis manos, recordé a todos esos que ante sus atrocidades perpetradas posaban con indiferencia en sus rostros o la cínica sonrisa -casi guasona - de quien contempla el horror infligido en el prójimo. Rebasado en su sadismo solo por aquel que como "testigo mudo" capturaba para la memoria.

Y yo en nada era diferente. Lo haría y si ya no quedaba nadie para recordar seria problema de alguien o tal vez de algo mas. ¿Como podría después -sin caer en locura- decirme o decir que este momento en verdad pasó?

-Bueno, tal vez después de todo… Y el cielo se rasgo en otra remota hebra que se precipito en su trayecto y en la extinción de otros tantos. Un lejano estruendo siguió a otro y ese a uno más distante.

En fin. ¿Qué tal ahora? – ella preguntó –"Excelente, no te muevas."